jueves, 7 de febrero de 2008

Lo que Dios me da hoy.



Mi nombre es Ana; cuando tenía 36 años, era una mujer soltera, viendo cómo pasaba el tiempo día tras día, pero co
n esperanza en Dios, que todo lo puede.

El trabajo, servir en la iglesia, las expectativas ante la vida, en realidad, un camino a seguir de decisiones y esperanzas, con la mirad
a puesta en Dios.

Recuerdo que el día 8 de Abril de 1.997, sólo tenía para almorzar dos tortillas de maíz y un tomate, y lloraba viendo mi precariedad y cuántas cosas necesitaba alcanzar.
En oración, le decía a Dios: estoy muy necesitada de Tu bendición, concédeme
el tener esposo, un buen trabajo, una manera solvente de vivir. Pero pasó el día sin que pudiera ver con mis ojos que hubiera recibido algo en especial.

En el año 2.001 conocí a David, el varón que con el tiempo pasó a ser mi esposo, el esposo que Dios tenía para mi, juntos vivimos felices y contentos y estamos pastoreando una iglesia en España.

Haciendo memoria de nuestro pasado, el mismo día que sólo tenía para almorzar dos tortillas de maíz y un tomate, ese mismo día, David, estaba comprando la casa en la que hoy vivimos.

Mientras por la escasez lloraba frente a dos tortillas de maíz y un tomate, no puede ver con mis ojos que ese día se daba un paso grande en favor de la respuesta que le pedía a Dios.

¡Cuántas cosas nos da Dios cada día!, aunque con nuestros ojos no las veamos ese día. Cuando oramos, la mano de Dios se mueve.

Dios trabaja por ti todos los días; en la medida que creces en tu proceso, Dios va forjando tu futuro y la solución que esperas avanza cada día.

"Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas". (Eclesiastés 11: 5)


Hoy le estás pidiendo a Dios algo que necesitas, y aunque hoy no veas con tus ojos la respuesta, sin embargo, Dios hace que hoy tu causa avance.

"Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará". (Habacuc 2: 3)

Mientras le pides a Dios, las cosas cambian en tu favor, y algún día lo vas a ver con tus ojos.

"Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás". (Eclesiastés 11: 1)

tomado del sitio palenciaparacristo.es



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